Hay días en que me despierto
y el azul del cielo me mira sonriendo.
Mientras me como un brötchen crujiente
el olor del café fresco se mezcla con una noticia
y el sonido del periódico es música para mis ojos.
La ducha tiene el agua a la temperatura ideal
y me lava todos los pecados de la noche.
Salgo a la calle y una bocanada de aire tibio
me abraza y el verano me seduce.
El universo se presenta sabio y sereno
y pienso que nada puede ser mejor
que estar vivo en una mañana de julio
y llamarse José Vicente.
El mundo parece perfecto, salvo por ti
que no estás a mi lado.