De ti quiero la tú
que aún no me ha soñado,
que no me conoce,
esa tú que me intuye,
que adivina mis besos,
que cree que nos vamos a enamorar.
De ti me estoy despidiendo
para encontrar la otra tú:
la que va a empezar a buscarme,
la que a ciegas me persigue,
la que añora mi olor desconocido,
la que se pelea con la vida
por volver a mí,
aunque yo ya no sea
el que amaba,
pero que busca ser el hombre
que hará de tus presagios
sueños y de tus sueños,
besos y caricias.
Ya no somos lo que éramos.
Ni queremos volver a serlo.
Estamos descubriendo un nuevo mundo,
apenas conociéndonos como si fuéramos
una premonición de nosotros
en un hoy que aún no ha sido.
Los sonidos y los olores
llegan a nuestros sentidos
para convertirnos en placer,
en cuerpos unidos,
reencontrándose en mil formas diferentes
sin ser nunca más los mismos
que seremos mañana.
De ti quiero ese instante
en que todo es posible
y aún nada ha sucedido.
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