Este primer beso
comienza su viaje
en la suave cuesta dorada de tu cuello.
El ápice de mi nariz,
subiendo lenta hacia tu oreja,
se detiene sonriente sobre el lóbulo.
Mi lengua tímida se asoma
y roza amorosa y trémula tu piel.
Nuestros ojos cerrados,
abiertos al deseo, a la posibilidad,
ríen esperanzados
y nuestros cuerpos, unidos en el anhelo,
se presienten , se intuyen,
se imaginan al otro,
quieren ser el otro
y en ese momento único y fugaz
en que tu piel y mi lengua
se juntan, el mundo entero se detiene
y nos mira enamorarnos.
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